Salte de mi cuerpo
o implosiona de una vez.
Dime la salida
o piérdete ya en el laberinto redundante.
Pasea tus miedos
de la forma más ineficaz
para que el teatro
te aparte de la realidad.
Olvida el futuro, te dice la esperanza.
Aporta todo y no mires adentro,
te espantará lo que ves,
porque la razón ya es decadente en ti.
Sé mejor,
comprendiendo a tus miedos,
y espera la carne con ansia,
porque ésta te liberará
aunque solo sea por una noche.
Tus hormonas te recorrerán de nuevo
y todo lo verás más nítido.
Porqué nada es como tú quieres,
solo tu visión te librará del infierno.
Congela el purgatorio
mediante lo que tu mano supura.
Vive obligado en la farsa,
que en realidad te hace infeliz,
porque solo encerrado en el teatro,
las marionetas te dirán lo que no son.
Mantente firme y no caigas,
en los crueles pozos
que el universo propone.
Pozos grandes como lagos,
en los que solo decidirás,
si nadarlos,
ahogarte en ellos,
rodearlos,
o mantenerte impasible.
No pierdas de vista lo que sientes,
aun detrás del telón,
porque siendo consciente de tu papel
podrás evaluar lo sucedido.
No necesitas apoyos,
mas que el tuyo propio,
por que (desgraciadamente) nadie te posee.
A nadie le interesa que liberes
tu sentir por la boca,
y si acaso fuera así,
dale gracias al universo
que al desorden mantiene.
Ama tu soledad,
como a la amante más viciosa
que no quiere dejarte escapar.
Conócela y te conocerás.
Entra con ella en una espiral
de vicio e incomprensión.
Te darás cuenta que todo es caótico,
hasta que te guste.
Porque al principio,
solo habrá dolor y lágrimas
que se agarrará a tu pecho,
impidiendo liberarte.
Entiende que nada has de comprender,
en la sucia mirada que el destino impone.
Conoce tu desconocimiento,
como a tu mejor enemigo.
Aporta seguridad
cuando se abra el telón,
y llora como un niño
cuando de nuevo se cierre.
Entonces pisotea tus papeles
y reconócete en sus escombros.