Cada mujer es distinta, de facha y de pinta,
todas son bellas, morenas, trigueñas, blancas y aquellas,
me gustan porque me destrozan y apuntan,
ni una es como la otra, la gata, la loba y la potra,
quisiera poseerlas, a todas desposarlas en un millón de bodas,
besarlas y lamerlas, mimarlas, adorarlas, complacerlas,
las mujeres son el néctar, razón de vivir, de morir y pecar,
surcar cada silueta, dejando huella de poeta,
penetrarlas con amor, darles todo y con candor,
que me sientan y disfruten, que se corran y cabalguen,
y que gocen de placeres, por ser grandiosos seres,
con sus senos de mil formas, infinitas esas hormas,
con pezones de colores, anchos, largos o pintados,
terremotos y temblores, negros, rojos o rosados,
¡Oh pezones tan hermosos!, muy erguidos, deseosos,
y las piernas tan pulidas, tan perfectas y esculpidas,
son lampiñas y tan suaves, como plumas de las aves,
y las lucen orgullosas, en bikinis, shorts o faldas,
pues los hombres se derriten, porque encanto trasmiten,
y esas nalgas de princesa, en su magia desestresa,
son las perlas y tesoros, que despiertan y abren poros,
y se mueven tan perfecto, en el acto un palo erecto,
sucumbimos por los montes, por placeres y horizontes,
de la piel y sus encantos, que nos ponen cual sedientos, y del néctar muy hambrientos,
la mujer es una diosa, muy sensible y tan grandiosa,
yo las amo y las adoro, porque valen más que el oro,
son los sueños fantasías, como rápidos tranvías, son pasiones y eso es todo, de mis rutas sin recodo.
Por: titánico.