Corrimos y jugamos por la playa
nuestros cuerpos se volcaron en la arena
y al juntarse nuestras bocas
una vieja que pasaba nos miraba
No les da a ustedes vergüenza
en plena luz y ese morreo
continuó su camino tan tranquila
en nosotros estalló la risotada
Maridito, ten cuidado con mis besos
pues se ve que sientan mal a algunos
y yo le dije tan tranquilo
sigue, sigue, no te pares