Las pintas, los juegos y mi primer amor,
el vino, las risas y una razón para seguir,
los besos, los cantos y una pasión sin igual
y todo por ser alguien muy especial.
Soledad en mi vida, ¿soledad? ¡y todos a mí!
y al no saber que pasó, todo cambió,
en el diario de mi vida sé que maduré
y al morir la inocencia por fin tuve el valor.
En los sueños vestidos de altivez,
frente al odioso espejo tuve el valor
de contemplarme realmente como soy
ni menos ni más, soy yo, tengo fluidez.
Sin corona, sin ruina y sin riqueza
con promesas sin cumplir, soy mujer,
soy mujer que aún cree en el amor
mi vaso lo elevo en lo alto para alguien mejor.
Espero la sombra fresca, el amanecer
y sin llorar, recordaré con donaire aquel ayer
y si, duele, pero para mí, es mejor olvidar
que tratar de volver a vivir con ese dolor.
Andrés Romo
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