EL QUETZAL EN VUELO

LA TRAVESURA DE UN BESO COMO CONDENA

Si, yo sé que vivo pendiente de tu sombra, de tus letras, de las letras que vas dejando.

Te bebiste mi libre albedrío desde la primera copa de esa noche fatídica, cuando llamaste mi tristeza por su nombre y todas mis letras salieron corriendo tras tu promesa de amor incumplida. Y aquí estoy sangrando letras, vigilantes desde el olvido por si apareces de nuevo, como tantas veces. Sigo por las tardes cantando aquella tu canción que te gustaba.

 

El amar sin comprender, nos lleva siempre al abismo del olvido. Nunca supe de donde venias ni que es lo que querías. Solo me deje llevar por tu fuerza, la necesidad de sentirte amada, por curar esas heridas que el mundo te había hecho sin razón. Creí en ti, en tu dolor. Cure tus caídas y mira que ese era solo un ejercicio que practicabas cotidianamente en todas tus fugas de la monotonía, cuando salías del aburrimiento de tu matrimonio.

 

Llegar a un corazón desarmado, fingiendo facazos, necesitando compañía y valerse de artimañas solo para gozar una madrugada, para escribir un poema, para cantar una canción. ¡No es de amantes! El que ama dice a lo que viene: si es pasión aventura, seducción, enfado o simplemente traspasar la noche en compañía de un corazón igual de destrozado, que un poema mal escrito., cuando no quiere que lo encuentre la aurora dolida.

 

Un beso no se entrega por fastidio, una canción no se escribe solo por recompensar. Hay cosas y parte de la noche que nos entrega la luna, que nos regala afrodita y los dioses son muy celosos con sus regalos y más tarde que temprano, tendrás que pagar por esos juegos seductores que cada noche prácticas, como si fuera un juego de boliche, donde no importa perder o ganar, solo beber y reír y entregar tu cuerpo como carta de lotería, en una verbena.

 

Contigo solo perdí el tiempo, dos canciones y un poema y hasta creo que la parte más sangrante del corazón. Logró tu seducción atravesar la noche sin sospecha, cubrir tu partida con la impunidad de tu erotismo. Tu recuerdo no tiene castigo, sin embargo, el poema si está preguntando por ti y aquel beso travieso, te seguirá por todos los otros labios que beses y siempre tendrá el sabor a traición, y la madrugada te hará pagar lo que le debes.

 

LENNOX

EL QUETZAL EN VUELO