Con brazos potentes sembraron la tierra,
nativos de guerra con forma ideal.
Indígenas del Sur, del Centro y del Norte
tuvieron soporte del gran Imperial.
Y son muchos nombres de bravos guerreros
valientes, sinceros de gran corazón
«La Cruz o la Espada»— dijeron traidores;
aquellos señores: Pizarro y Colón.
El gran Moctezuma, Yupanqui, Atahualpa
y de Matagalpa la gran rebelión;
y por sus derechos protestan tan fieros
los indios flecheros de aquel septentrión.
También Nicarao levanta su flecha
muy firme y derecha contra el invasor;
Así va Diriangén bajando los valles
sin dar los detalles en muestra de honor.
Surgió la dignidad, también resistencia
frente a la violencia del diablo español,
robaron el oro, la plata y el cobre
dejando muy pobre la dicha del Sol.
Y Túpac Amaru con sangre peruana
abrió la ventana para el porvenir.
También Nezahualcóyotl, Cacamatzin, fijos
fueron los dos hijos del sabio decir.
Potente y bravío surcando los prados
decían honrados: «hijos dónde están»
Nos venden la tierra, también los tesoros
que lleva en los poros el Caupolicán.
Y vamos luchando con todo derecho
que imponen con hecho sobre nuestra fe;
y vamos esbeltos con Uxman al frente,
«¡viva nuestra gente como Ixbalanqué!»
Samuel Dixon