De entrecielos sacado
con la mensajería nocturnal
su solícito empaque destituye
lamentos oficiales críticos despavoridos
es inusual su proclive admonición perentoria
tritura la mente llantos en su parquedad improbable,
desmiente su estrato lleno de pletóricos mausoleos.
Se inventan sangres de menstruadas constelaciones,
y no importa sin embargo la causalidad de los inventores:
canciones y más canciones, nido de avutardas inferiores.
Oh harapiento de estelas, donde significa lo mismo
morirse que pudrirse junto al árbol insignificante,
destruye tu acento dogmático, tu cruel combate de espejos.
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