José Ángel Pineda

Soy como un suave viento imperceptible,

que llega sin llegar a la dulzura

que tienta de esas aguas, ese inmenso manantial

en donde no hay silencios, ni murmullos…

solo vibrantes huellas, que, al dejarlas,

nos dejan más perdidos que encontrados.

 

Al menos una metáfora quisiera dedicar,

una imagen sonora con señales de humo,

sin voces, con ruidos de muy baja frecuencia,

un escrito cursi como el amor,

dijo el poeta…

Algo escrito en parábolas, como rayos de luz

que absorben las hendijas y grietas, y los libros.

un escrito hiperbólico asimétrico,

un escrito cualquiera…

 

Chance de entrar en un cuerpo

con un alma penetrada de ternura,

con unos versos blancos que conspiren

con un poema libre, y que se extiende…

 

Los tiempos que van dejando los paisajes,

y nuestras vidas no encuentran el sosiego,

solo esperan una alternativa, causalidad,

la suerte de un efecto persuasivo…

 

una casualidad, un prodigioso manifiesto,

y una algo potente que parta las bisagras,

que quiebre las ventanas del abismo…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y soñar con las verdes esperanzas,

sabiendo que el movimiento final

llega a su fin.

 

¿Alguna suerte, alguna libertad,

algo que sea limpio?

 

Que un cerebro cambie la maleza

que nuestro amor amar, amor

piense, piense, y piense?