Ahora que ya no soy importante recuperé la tranquilidad
de los amigos de siempre y nuestras tertulias monotemáticas
de viejos lutieres y cigarras sin hormigas.
Ahora el tamagotchi consentido quedó afónico
y su grito de hojalata se perdió en el valle de Oz.
Que plácida es ahora la tarde del fin del verano
ahora que ya no soy importante y suspira de alivio la aldaba.
Que rápido viaja el olvido cuando caen tus valores
cual ninja hipoteca o bolsa del veintinueve.
Que ingrávidos fluyen los sueños
ahora que ya no soy importante
y generosa tu puerta vuelve a quedar abierta
para mis pies vencidos en la Luna de Parasceve
buscando la absolución en aquella lágrima
que dejé en tu mesilla de noche
en mis días de estulticia y egolatría.
Todo lo que soy me lo merezco
ahora que ya no soy importante.