Ángel Alberto Cuesta Martín

COLOQUIO NATURAL

COLOQUIO NATURAL

 

¡Ay!. Esos días de lluvia que embellecen el alma

con vestidos de seda, y cristalinas alas de mariposa.

Ya preparada como para una fiesta de gala

suelta amarras mientras el universo se moja.

 

Prodigios de la lluvia, encantadores guardianes:

sauces, manzanillas, grama verde, tierra mojada,

exhalan su voz , y en aromas recorren mi sangre.

¿Sabes amigo, . . . que la tierra habla?

 

Me cubren sones, y escucho sus ecos.

Y mis sienes se empapan en la caminata.

Voy voceando el encanto de cada momento

y el agua pone abejitas incoloras en mi cara.

 

Un retumbo suave  acompaña el viento

y desde las hojas de los árboles se desgrana

con trémulo balanceo, palabra por palabra,

¿Sabes amigo, . . . que las hojas hablan?

 

Un pájaro juega con las gotas que corren

llenándose de vida, en las perfumadas ramas.

Me hace un guiño, y deja que la vida obre,

¿Sabes amigo, . . . que los pájaros hablan?

 

Me abandono sobre la grama, de cara al cielo,

contemplo exactamente donde nace el agua.

¿Sabes amigo, . . . que se han marchado los miedos?

¿Sabes amigo, . . . que el cielo habla?

 

Sensible, el corazón se vuelve todo oído.

La lluvia hace que la naturaleza sus labios abra

y entone un himno de amor y paz. ¿Sabes amigo?. . .

¡Es que el beso de Dios me ha llegado al alma!

 

  Ángel Alberto Cuesta Martín