COLOQUIO NATURAL
¡Ay!. Esos días de lluvia que embellecen el alma
con vestidos de seda, y cristalinas alas de mariposa.
Ya preparada como para una fiesta de gala
suelta amarras mientras el universo se moja.
Prodigios de la lluvia, encantadores guardianes:
sauces, manzanillas, grama verde, tierra mojada,
exhalan su voz , y en aromas recorren mi sangre.
¿Sabes amigo, . . . que la tierra habla?
Me cubren sones, y escucho sus ecos.
Y mis sienes se empapan en la caminata.
Voy voceando el encanto de cada momento
y el agua pone abejitas incoloras en mi cara.
Un retumbo suave acompaña el viento
y desde las hojas de los árboles se desgrana
con trémulo balanceo, palabra por palabra,
¿Sabes amigo, . . . que las hojas hablan?
Un pájaro juega con las gotas que corren
llenándose de vida, en las perfumadas ramas.
Me hace un guiño, y deja que la vida obre,
¿Sabes amigo, . . . que los pájaros hablan?
Me abandono sobre la grama, de cara al cielo,
contemplo exactamente donde nace el agua.
¿Sabes amigo, . . . que se han marchado los miedos?
¿Sabes amigo, . . . que el cielo habla?
Sensible, el corazón se vuelve todo oído.
La lluvia hace que la naturaleza sus labios abra
y entone un himno de amor y paz. ¿Sabes amigo?. . .
¡Es que el beso de Dios me ha llegado al alma!
Ángel Alberto Cuesta Martín