Kelvin Fabian

De otoño a invierno

En otoño como cada mes te contemplo con cara de sorpresa, pero cómo no amar ese proceso en donde tu cuerpo empieza a sonrojarse y embellecer cada silueta de tu ser.

 

Cada hoja de tu cuerpo empieza a desprenderse lentamente de tu encantadora piel, detenidamente observó con admiración desde la parte baja de tus raíces ese bello proceso que empiezas de principio a fin.

 

En ese instante donde me miras fijamente y sin decir una palabra me invitas acariciar tu cuerpo suave y perfecto, donde contemplo cada ángulo de tu ser.

 

Al llegar el invierno tu cuerpo empieza a vibra y me pide que calme ese frío que invade tu ser, tú cuerpo le pide al mío que lo tome de espacio y sin pensarlo.

 

En las noches de invierno tu alma y la mía se vuelven una sola, en medio de tan dulce agonía las ramas de los árboles componen una canción con cada uno de nuestros suspiros y gemidos.

 

Al amanecer nuestros cuerpos son uno solo y no quieren dejar de ser, no quieren abandonar aquella cama, la suave brisa provoca el frío que nos une un poco más, nuestros brazos entre lanzados rodean nuestras espaldas, mientras aquella chimenea arde como el infierno de nuestro ser.