Si bastaran tan sólo los recuerdos
para ya a mi alma darle su consuelo
no estaría mi Ser de negro duelo
ni buscando las perlas entre cerdos.
Mi pensar es antónimo de cuerdos
y me alcanza la pena con desvelo
mientras la fe habla a la razón del cielo,
mas entre ellas abundan desacuerdos.
No hay quien oculte al astro con un dedo,
ni ausencias con placeres tan fugaces
como estrellas que caen en la mar.
¡Oh cuánto amor solías albergar!
No tenías careta ni disfraces
y con tus oraciones se iba el miedo.
W.M®