Dame la tinta,
que sobra de tus versos,
como regalo.
Respeto el sueño
que emana de tus letras
con libertad.
Pero quisiera
dormirme en la ternura
de tus poemas.
Por eso pido
la tinta y el sobrante
que a ti te quede.
Restos de sueños,
retales de palabras,
todo mezclado.
¡Santa locura!,
me digo en un aparte
mientras te pienso.
Cierro los ojos
y veo como escribes
en el cuaderno.
Es otro sueño,
el mío, en la distancia,
el que se asoma.
Y hasta mi mano
se alarga hasta tus labios
en la cuartilla.
Rafael Sánchez Ortega ©
15/10/22