J Alfredo MV

Vida

Recién pasado mi diablo y 

con poco más de veinte inviernos 

me cuestiono cada mañana 

cómo podría yo presentarle mi vida 

y su fugaz transcurso 

a mi mente, mi conciencia. 

Creo firmemente que cualquier hombre 

debe saber relatar, explicar 

y enseñar, en base a lo vivido, 

esto brinda valor al entendimiento, la perspectiva. 

Puede ser complejo, no imposible 

idealizar algo tan descriptible, 

tan sublime como lo es la vida misma. 

 

En veces veo un árbol frondoso, 

cada ramificación de su tronco 

una experiencia y cada hoja un recuerdo, 

qué representaría aquel Koala perezoso 

que devora sus amargas hojas, 

debería entender que las experiencias 

están atadas a ciclos repetitivos 

empapados de plenitud 

hacia jornadas de escases. 

Seria admitir que mis hojas 

son indiferentes al viento que sopla 

y negar que acaricia mis raíces. 

 

Probablemente sea aún bastante joven 

para entallar un concepto tan sutil. 

Ni bellos lugares, ni lindas sonrisas 

describen una pizca del auténtico goce que existe aquí 

Tal vez sea mejor mirar 

el flujo de la vida como un caudal infinito 

que ondula lentamente en todas direcciones, 

a cada momento y en cualquier lugar. 

¿Se trata entonces de ser surfistas? 

¿buzos en este flujo? ¿espectadores? 

Está en naturaleza del ser humano 

entender su entorno: por perfecto que pareciera, 

no he sido mero espectador de este inmenso caudal, 

desconfío que un rio, presente desde antes de nuestra conciencia 

y que seguro continuará después de culminar nuestro legado, 

sea inerte, inmutable. Disfruto hacer y deshacer para mejorar la ola, 

es nuestro goce crear y destruir para un buceo óptimo. 

Quizá no tenga la edad, la perspectiva para dibujar sublime paisaje. 

He de marcharme de este plano con el doble de dudas 

que me merodean cada mañana y el transcurrir del tiempo 

me bendice respondiendo algunas. 

 

 

Quisiera observar mi vida como un animal, 

cuya especie y raza es única para cada perspectiva 

e invisible para todas los demás, 

con una edad idéntica, pero con la mitad 

o el doble de madurez según cada caso. 

Sería un raro ente que te entendería a la perfección, pero no viceversa, 

con nula imaginación, pero con una excelente memoria 

capaz de persuadir y evadir cualquiera de tus planes 

cuya existencia no está encadenada junto a ti. 

De escasos sentimientos y con específicos caprichos 

que degradan tu dignidad, aunque nadie le presencie, 

amo de su existencia con hechos que nadie percibe, 

un felino feroz, fugaz e incontrolable.