Recién pasado mi diablo y
con poco más de veinte inviernos
me cuestiono cada mañana
cómo podría yo presentarle mi vida
y su fugaz transcurso
a mi mente, mi conciencia.
Creo firmemente que cualquier hombre
debe saber relatar, explicar
y enseñar, en base a lo vivido,
esto brinda valor al entendimiento, la perspectiva.
Puede ser complejo, no imposible
idealizar algo tan descriptible,
tan sublime como lo es la vida misma.
En veces veo un árbol frondoso,
cada ramificación de su tronco
una experiencia y cada hoja un recuerdo,
qué representaría aquel Koala perezoso
que devora sus amargas hojas,
debería entender que las experiencias
están atadas a ciclos repetitivos
empapados de plenitud
hacia jornadas de escases.
Seria admitir que mis hojas
son indiferentes al viento que sopla
y negar que acaricia mis raíces.
Probablemente sea aún bastante joven
para entallar un concepto tan sutil.
Ni bellos lugares, ni lindas sonrisas
describen una pizca del auténtico goce que existe aquí
Tal vez sea mejor mirar
el flujo de la vida como un caudal infinito
que ondula lentamente en todas direcciones,
a cada momento y en cualquier lugar.
¿Se trata entonces de ser surfistas?
¿buzos en este flujo? ¿espectadores?
Está en naturaleza del ser humano
entender su entorno: por perfecto que pareciera,
no he sido mero espectador de este inmenso caudal,
desconfío que un rio, presente desde antes de nuestra conciencia
y que seguro continuará después de culminar nuestro legado,
sea inerte, inmutable. Disfruto hacer y deshacer para mejorar la ola,
es nuestro goce crear y destruir para un buceo óptimo.
Quizá no tenga la edad, la perspectiva para dibujar sublime paisaje.
He de marcharme de este plano con el doble de dudas
que me merodean cada mañana y el transcurrir del tiempo
me bendice respondiendo algunas.
Quisiera observar mi vida como un animal,
cuya especie y raza es única para cada perspectiva
e invisible para todas los demás,
con una edad idéntica, pero con la mitad
o el doble de madurez según cada caso.
Sería un raro ente que te entendería a la perfección, pero no viceversa,
con nula imaginación, pero con una excelente memoria
capaz de persuadir y evadir cualquiera de tus planes
cuya existencia no está encadenada junto a ti.
De escasos sentimientos y con específicos caprichos
que degradan tu dignidad, aunque nadie le presencie,
amo de su existencia con hechos que nadie percibe,
un felino feroz, fugaz e incontrolable.