No te echo de menos porque siempre estás.
No sé como lo haces pero siempre estás.
Eres mi amiga de sentimientos calmados,
como flotar entre dos sueños agradables,
en uno estás tú y en el otro también.
No eres la Princesa presa en el castillo.
Eres la Princesa que pasea por sus jardines,
libre como un colibrí visitando flores.
Quiero acompañarte en tu paseo,
y cuando veamos una flor que no conocemos
entre los dos buscaremos un nombre para ella.
A veces pienso como será tu alma de mujer,
y te imagino como un ángel revoltoso
que no tiene alas de plumas blancas.
Tienes alas frágiles y multicolores.
Eres un ángel con alas de mariposa.
Eres mi ángel de alas de mariposa.
FÉLIX