Sal al encuentro de una tormenta
eléctrica ataviado con una
armadura de hierro.
Si sobrevives a la descarga,
vas por buen camino;
si nunca te alcanza un rayo,
mal empezamos.
A continuación úntate el cuerpo
con manteca de cerdo
y salta al foso de los leones.
Coge una manzana que tenga
un solo agujero (todos los poetas
deberían saber que un solo agujero
en la manzana significa
que el gusano está dentro,
porque un gusano nunca sale
por el mismo agujero
por el que ha entrado) y cómetela
hasta el corazón. Así te vengarás
por anticipado de los gusanos
antes de que ellos te coman a ti.
Cuando pases por la escena
de un crimen, deja tus huellas
por todos lados; de esta manera
podrás quejarte con motivos
al sufrir la injusticia en carne
propia.
Ten como única finalidad
en la vida el sufrimiento;
si no eres capaz de sufrir
al ver un niño hambriento,
prueba a raparte la cabeza
con cera.
Búscate una pareja y cuando
estés perdidamente enamorado,
tatúate el nombre de tu ex
en la frente el día de su cumpleaños.
Dile a tu mejor amigo que necesitas
mil euros por una cuestión
de vida o muerte y si te los presta,
cómprate con ellos un perro
de diseño.
Desafía a la muerte diariamente
y así tendrás todas las papeletas
para engrosar el índice
de mortalidad de tu país
antes de llegar a la tercera edad;
Los auténticos poetas no suelen
llegar a viejos.
Aunque seas el príncipe heredero
de la patagonia, sumérgete
durante un tiempo en la miseria
y bucea por sus entrañas.
Al menos una vez en tu vida, pasa
una noche entera con los pies
descalzos metidos en la nieve
mientras miras fijamente a la luna.
Si después de seguir estos pasos
aún te queda voz para contarlo
y huesos para contarlos,
lo habrás conseguido.