Mi corazón no era este despoblado, este amasijo
de fibras y dolor que punza cada segundo del día,
este circuito cerrado donde solo transita el hastío,
no, no era este infinito designio de indefinición
que nada entiende, que esta como en formol sin volver
a maravillarse de los trinos, de paisajes en floración
y aromas bellos, ahora anda como a la deriva sin lucir
ni una mísera migaja de amor ni por sí mismo, vacío
en perfecto y absoluto descuido. ¿Dónde queda la razón?
¡Reacciona ya, corazón y vete a buscar un paraíso!
Llénate de indignación, busca alimento, deja al ingrato
a ese que te desperdicia, busca la sal, da sabor al tiempo.
Desaloja corazón los fantasmas que te habitan…