Syol *

PRESAGIO

 

 

Allá en tus ojos prohibidos,
me fuí despacio y cobarde,
de mí tiraba el destino,
como la noche a la tarde.
 
Como un edén sumergido,
bajo la luna plateada,
desnudos nos recorrimos,
sin índices ni miradas.
 
Dulce entonces nos era el desafío,
de amores aquel secreto dueño,
sin días que lucir tu andar en el mío,
ni en sombras sus soles de ensueño.
 
Y amando tus senderos dispuse,
mi piel de fondo a tus lunares,
un hilo de nácar resbalaba entre luces,
del alba asomando en los cristales.
 
Mas era imperioso el adiós,
asi como cae de punta la espada,
era tu ausencia pecado mayor,
que maldecir al sol que despertaba.