\" El diablo es una mujer\"
Sabe el diablo llegar a mí...
vino personificado en una
mujer,
¡Oh, mi amada lucifer...!
sabes llegar a mí.
Sus pechos,
¡Ay belleza que me atrae..!
y viene en las noches
a beber de mi alma,
¡Mi alma es la noche,
que oscura es mi alma!
una eterna noche
donde no llega el alba.
Se acostó el diablo en mi
Pecho,
y sueñan los demonios,
tengo mi propio infierno,
y mil atrocidades,
pero esta no es mi alma,
y yo no la gobierno,
la gobierna el diablo
vestido de mujer,
Me arrastra a la lujuria,
me amansa con un grito,
y esclavo de mi sombra,
soy sombra de la nada,
perpetua mi mirada,
mirando al infinito,
regocijado por la carne,
me alimento de su mano,
soy sólo un cordero
Sirviéndole a su amo.
Se me burlan los astros,
que me miran desde cielo,
como voy detrás de hueso,
cual sí fuera un perro,
hay ojos que no miran
sólo llenan las cuencas,
y hay cuencas vacías,
que ven al más allá,
no soy uno ni el otro,
sólo veo el deseo,
encenderse como el fuego,
Dejándome en cenizas,
y el diablo y su sonrisa,
en ese cuerpo ardiente,
mostrándome los dientes,
y sin mediar palabra,
con su risa macabra,
y envuelto en su ambición ,
juega a la seducción,
¡Ay, y le entrego mi alma!
Las bestias más malditas,
se arrastran por el suelo,
y en medio del desvelo,
¡MI VOZ MUDA VOMITA
AL DIABLO QUE LA QUIERO
QUIERO!
Maestría en el engaño,
él sabe convencer,
disfrazado de mujer,
al infierno lo acompaño,
¡al infierno y más allá..!
Voy con ojos desorbitados,
que no ven a ningún lado,
sólo el cuerpo que está acá,
con los labios pintados,
y la belleza de disfraz.
Canta el ave nocturna,
cuervo maldito de la noche,
que revolotea por mi cabeza,
que pone en mi boca alquitrán,
que me rodea de niebla y
humo,
¡Y AHÍ LA VEO Y ME CONSUMO,
EN UN AMARGO BESO A SATÁN..!
¡Ay sus pechos...! señor Luzbel,
¿Cómo no adorarlo en ese
cuerpo?
si ya otras veces estuve
muerto,
y no había probado su dulce
miel.
Pablo Berkell