Cada día que llega nos trae su luz
y amanece una esperanza...
como un renacer de sueños.
Cada momento compartido
con aquellos que amas
es como tejer
un abrigo para tu alma...
Y allí te cobijas
en la repetición de los recuerdos
para volver a sentir el néctar,
la dulce sensación del amor
que va más allá de las palabras...
Hoy fue un día especial...
La magia del amor se hizo presente
entre mates, risas y anécdotas.
Volví a sentir en el corazón
la sensación de estar completa.
La tarde se hizo cómplice
de los recuerdos de infancia
y pude verlos correr por la casa
vestidos de ninjas y piratas
como si el tiempo regresara...
Pero lo bueno es efímero,
los momentos felices se acaban.
Los niños ya no son niños.
El tiempo terminó
y el nido se quedó
nuevamente vacío…
Sin embargo tejimos
ese abrigo de amor
con hilos de recuerdos
y momentos compartidos
para cobijarnos...
hasta el nuevo encuentro.