Alza el obrero su cansada frente
empapada de sudor por el arduo trabajo
coge el pañuelo, seca su rostro
y prosigue imperturbable su tarea
Yo lo conocí de joven a aquel hombre integro
que se vanagloria de su propio esfuerzo
manteniendo su casa se sentía orgulloso
pues nunca necesitó de nadie
Su mujer tierna, dulce, enamorada
admiraba su recto proceder
y sus hijos en la escuela comentaban
ese es mi padre , que siempre obra bien
Pasaron los años, llegaron achaques
más no le importaba, él era feliz
más cuantas familias quisieran decir lo mismo
tener un padre que les quiera bien
Ahora descansa aquel viejo amigo
los años pudieron con él
al lado de aquella esposa, su bien amada
el cielo los mira y sonríe también