Sierdi

NOCHE DE AVIDEZ

 

Cuando la conoció, lo cautivó su sinceridad.

Juraron revelarse siempre, todos sus secretos.

Desde vivencias del día, hasta lo más discreto.

Por un deseo de momento, olvidó decir la verdad.

 

aquella noche de avidez. Decidió seguirla de cerca,

Lucía un vestido abierto nuevo, que nunca conoció.

Sus labios, pintados en salón, de rojo carmesí, lució.

Con él, siempre se ponía, el mismo viejo vestido persa.

 

La notó inquieta, bien extraña. ¿Ella que anhelaba?

Quería devorándoselo, sosegar su capricho y deseo.

Aceptar tal secreto, sería su treta. es lo que creo.

¿Por qué? ¿Si eran tan transparentes? ¿lo callaba?

 

¡Que descaro! Llegar sin él, con esas ganas, a aquel lugar.

El sintió, tanta inquietud, que golpeó su pecho varias veces.

Ella se reía con un guisandero, comentándole sus avideces.

Aquel hombre, no tardó en complacerla, trayéndole sin juzgar.

 

Se le acercó, su enamorado, muy dolido y la miró a los ojos.

Ella, sonriendo pensaba; ¿por simple pitanza? ¿Quién se alborota?

 

Amor…

“Es solo una salchicha, con queso bien derretido, que por el pan brota”

“Si quieres uno, yo te lo invito”