Ya son cuatro siglos y rumbo a los cinco
con lucha y ahínco, querido León,
la tierra de gloria, de grandes atletas,
cantores, poetas y revolución.
Has visto a los sabios cumplir sus destrezas,
también las bellezas con genio ideal.
Las calles suspiran con Mena y Darío
y frente al gentío la gran catedral.
La gente dichosa preludia emociones
con las tradiciones del pueblo gentil,
así condecoran de noche y de día
la gran gritería de esencia sutil.
También en tus playas se esconde una joya
que de Poneloya con mito creció.
Y desde Sutiava valientes ancestros
hoy son los maestros que el tiempo te dio.
Y desde los cielos Darío te grita:
«¡mi tierra bonita que Hernández fundó»;
y desde la tierra conserjes galantes
son los estudiantes que Mena enseñó.
También, Larreynaga tendió su conciencia
contra la violencia de otra nación,
hoy todos gritamos con gozo a la aurora:
«¡Urbe educadora, mi bello León!»
Samuel Dixon