J. R. Laguna

LOS PARAGUAS DE CHERBURGO

 

La madre de Catherine

regenta una tienda de paraguas

en Cherburgo.

Paraguas rojos, amarillos,

anaranjados, azules,

verdes, a lunares,

a rayas blancas y negras,

y oscuros paraguas

para caballeros clásicos.

Entró Gene Kelly,

venía perdido

de otra tarde de lluvia.

Le sorprendió el vistoso,

amplio surtido

de los artículos,

pero compró

un paraguas negro

(por exigencias del guion).

-No conozco Cherburgo.

-¿No conoce Cherburgo?

A los dos les brillaban los ojos,

tal vez por la humedad,

tal vez por el deseo.

Y pasearon,

agarrados del brazo,

por el escenario

de un puerto brumoso,

entre ecos de gaviotas,

huyendo del tedio gris,

bajo el fiel cobijo

de un paraguas.

Hasta que un diosecillo invisible

gritó: ¡CORTEN!

Y la lluvia cesó

como por hechizo de mago.