El pétalo cayó soltando una lágrima a la arena blanca del desierto.
La lluvia desapareció, abandonando el tulipán negro, que durante años la ayudó y de repente desapareció.
Después de los días cae otro pétalo y más lágrimas caen a la arena blanca.
La gracia del tulipán comienza a desaparecer, como el tiempo que no vuelve.
Pero de la nada un blanco por el desierto blanco, trae una cuenca de agua.
Y en una fase en la que el tulipán negro vio su fin, alguien la salva con el agua que nunca esperó.
La esperanza aparece, aunque no siempre, pero hay que creer.
Como se dice aquí, la esperanza es la última en morir.