Miro por mi ventana, es lo que toca,
y no por su regreso,
quizás, por ese beso,
que se llevó escondiéndolo en su boca.
Se fue con el mutismo de la tarde,
se fue..., Tan sólo es eso,
se fue sin darme el beso,
Se fue veloz como un ladrón cobarde.
Se lo confíe igual si fuera un hijo,
fui confiado, confieso,
no pensé que me robaría el beso,
que fue mío como siempre me dijo.
Si me ven que por mi ventana miro,
no espero su regreso,
es porque la carencia de aquél beso,
lo suelo suplantar con un suspiro.
Pablo Berkell