Me he guardado el corazón en la nevera.
Ahora solo es hielo, en un órgano más,
Y cada vez que late, suena como el cristal.
Ya no puedo arriesgarle,
A que sufra otra vez más,
A que lo vuelva a dar todo,
O a que se llegue a ilusionar.
Sigue el corazón en la nevera,
Hasta que alguien lo intente sacar,
Porque ya no tengo ganas,
De sacarle del frío, y que le hagan llorar.
Se ha acostumbrado mi corazón, a estar en la nevera,
Y quien intenté sacarlo, se tendrá que esforzar,
Porque lo único que pide,
Es que le quieran, y que sea de verdad.