Me he quitado las cadenas
he abierto las rejas,
para contar la historia y romper el silencio,
revelando el secreto,
con el eco súbito de un poema,
vertido por los labios del deseo y anhelo,
que murmuran al oído memorias,
como abrazos de vida, suaves, ardientes,
temblorosos, en la tibieza de un hombre,
cautivo de la vida.
El corazón se agita,
con la sensación de un cuerpo cálido,
anhelante, lleno de secretos que se guardan en el pecho,
como baúl privado y silencioso,
donde el corazón desbocado se convierte en amante,
sobre el suave lecho, donde se excita el alma,
para entregarse en un beso,
como pecado de entrañas.
Me he quitado las cadenas,
no impongas el mutismo,
deseo el abrazo que me da vida,
que me libera para el siguiente vuelo,
y me convierte en ave,
con un suspiro como canto,
bajo el azul infinito.
Deseo el abrazo que me convierte en flor,
en el jardín de la poesía,
donde me impregno de miel derramada por tus besos.
Mi cuerpo conserva el olor de tu cuerpo,
desde el tiempo que te sueño con tu mirada de brisa,
que me aloja en la noche para extasiarme de luna,
junto a tu cuerpo tembloroso,
donde descubro mi existencia,
como la luz descubre el alba,
en la quietud de tu entrega.