Hay melodías que hacen ver
Que uno nunca respiró
hasta suspirar al escucharlas
Que jamás le mostró la vista
un color como el que del sublime canto nació
Que su pecho no se llenó
de aire más puro que el que la flauta entona
Y que no conoció la belleza
hasta que un embelesado latido, por primera vez, dolió