Mar,
la luna,
simula el baile de una estela
de calma sobre aguas,
¿Qué violencia se esconde
bajo la piel desnuda?
¿Qué violencia se esconde
en el espíritu del habitante,
parecida,
una cascada turbulenta?
Has perdido el asombro,
Has cambiado de lugar
La reflexión,
¿Qué harás con la violencia
que atraviesa a tus hijos?
La luna simula la calma.
Los peces siguen ingenuos,
atracción de la luz,
atracción del cardumen,
dos ámbitos que guían
los ojos, la sombra del día,
habitantes,
enredados en la seducción,
¿En qué lugar,
has dejado la libertad?
violencia, una forma de esclavitud,
violencia, una mano
separada del timón del espíritu.
La violencia latente palpita,
hasta el límite del habitante,
hasta que el dolor lo despierte,
y la brisa abra sus heridas.
Tu propia violencia
suelta los pétalos de una rosa,
antes que el perfume
cubra tu piel serena,
y se abra paso entre heridas.
Debajo la aparente calma,
La luna deja sus sombras.
El habitante
su cansancio del tiempo,
ha perdido sus sueños.
En la puerta de su morada,
yace su cuerpo,
sentado en la escala,
espera algún latido,
para amar,
mientras la tempestad,
inunda la ciudad.