Arrinconado en un silencio abrumador,
con una resignación atemorizada y sin luz,
callado…
en tinieblas,
arrullando la incertidumbre,
en el más profundo de los aislamientos,
escondido en el desván de la penumbra,
debajo de la sombra de la angustia,
sin ningún control…
sin ninguna esperanza,
huérfano de compasión…
al extremo de enloquecer.
Abandonado en los brazos del dolor,
adormeciendo esta melancolía atroz,
con las caricias inertes…cubiertas de una desidia tenaz.
y los besos desabridos de aflicción…sin pasión…
con sabor a un alejamiento total.
Con los ojos obsesionados de lágrimas letales…
aguantando el llanto tempestuoso…
con su turbión de decepción.
Y con la mente dando vueltas a tu simulación,
tratando de razonar tu inesperado adiós,
intentando justificar el porqué de tu huida letal.
Ando vagando en ese panorama desolador,
persiguiendo tu enigma arrogante…de soberbia indiscreción,
sumiso a tu imagen de irónica maldad,
hipnotizado por tu hermosura de perversidad casi natural.
Deslumbrado por tu obsesionante manera de seducir…
por esa tu indiferencia mentirosa que me mata en un instante…
y luego me devuelve las ganas de vivir,
por tu creativa forma de engañar…que me sumerge en la tristeza más elocuente…
y luego, con una sola mirada me hace sonreír.
Esta es mi realidad habitual…
mi cotidiana forma de existir,
tratando de no pensarte más,
sin poderte sacar del corazón,
añorándote todo el tiempo,
con mis días llenos de ti,
soñando que regresarás…
que a lo mejor volverás,
que una tarde cualquiera… tocaras mi puerta…
y en un abrazo infinito… nos fundiremos otra vez… excedidos de amor.
Así vivo…
esquivándole a tu desamor…
escribiéndote poemas…cantándote versos…
dibujándote delirios que te hagan inmune a estas ganas que tengo de olvidar…
a estas ganas que tengo de que ya no duelas más.