De mente brillante, sagaz, valeroso;
un prócer virtuoso que gloria buscó,
supiste que el pueblo tenía un gran sueño
con alma y empeño que la vida dio.
Luchaste y venciste lo extraordinario,
universitario, semblante de honor.
Primer indígena que fue titulado,
un hombre graduado de esencia y amor.
Y fue Guatemala tu escuela postrera,
que dio la quimera con luz y verdad,
buscaste constante la independencia
contra la violencia de la humanidad.
Tu nombre se escribe con letras de acero,
«¡un hombre sincero, consigna ideal!».
Y la Nicaragua te grita en consigna
tan noble y muy digna: «¡Tomás, inmortal!».
Samuel Dixon