Dedíquense a ser felices
quienes amar puedan o deban.
Sean jocosos, válidos, umbrosos,
llenos de sátira, e incrementen
su despensa, eternamente llena
de dulces mermeladas. Sean
pues, empalagosos, mentirosos,
introvertidos, extravertidos, o de
nariz puntiaguda, cantando sonatas
bajo lluvias estelares; que yo, más
discreto, pasearé los espejos donde
nadie quiere verse. Donde el hombre
termina-.
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