Martha Humphrey ❤

La razón del poeta

La razón del poeta 

Caminando por un sendero,
con un poeta me encontré,
él recitaba poesía
y con fascinación lo escuché.
Admiré sus versos líricos
versos de amor y dolor;
él, lloró al recordar a su amada
y yo, yo suspiré por un viejo amor.
De pronto se me ocurrió,
al poeta cuestionar,
y sin pensarlo dos veces
al trovador pregunté…
¿Poeta, cuál es tu razón de ser?
El poeta cabizbajo
la tierra contempló,
y su brillante mirada
mi día iluminó;
sus ojos posó en mis ojos
y sus manos tomaron las mías,
y con una sonrisa en su rostro,
el poeta me contestó sereno...
Él me dijo, escucha niña,
escucha con atención;
la razón de ser de un poeta
es la vida y la muerte,
es el universo entero
o la brizna insignificante de algo.
El poeta y su razón de ser
es la ternura de un niño,
es la pasión de un amor,
o un anhelo vehemente
de una ilusión muy breve.
Puede ser también un recuerdo,
un suspiro, o una sonrisa leve;
o también una canción de amor,
o unos hermosos ojos.
Unos carnosos labios,
o la brisa fresca
acariciando una piel.
¿Y cómo olvidar la nostalgia,
la alegría y la soledad,
el sol y la brillante luna,
la alborada y el ocaso?
¿El día, y la noche oscura,
el infinito y las estrellas,
la lluvia, los pájaros,
las flores, y al gran creador
que es Dios?
De eso y más, necesita el poeta
para poder escribir,
para escribir una hermosa prosa,
o unos versos con rima asonante.
Todo lo que vive y muere,
es la razón de ser del poeta,
y su razón más excelsa
es el verdadero amor;
el amor correspondido
o un amor platónico
que guarda el alma muy dentro.
De eso y más, necesita el poeta,
para poder escribir.


Palabras del alma

Febrero/18/2006

Martha Humphrey©