... Todo le perecia igual, no encontraba diferencia alguna. Era un retazo de vida el que estaba viviendo; la ausencia del color de los sueños no le permitía escuchar ninguna melodía. Llegó a confundir la noche con el día, la tristeza con la alegría. Sentía el oxígeno como un trozo de metal polvoriento por la negra vía. Ya no es el mismo, aunque el espejo mienta; su imagen ya no vive en él...