ANÓNIMO
En el pueblo de ANAYA
Hoy las campanas repican,
Porque al Cristo del AMPARO
Van a buscar a su ermita.
Y en ese preciso instante
Se va extinguiendo una vida,
Un alma sube hacía en Cielo…
¿Por qué ha querido el Señor
Madre buena y fiel esposa,
Que cambiaras el hogar
Por el frio de una fosa ¿.
Parece cual un milagro
Que, siendo buena cristiana,
Quisieras dejar el mundo
En fecha tan señalada.
El día 13 de septiembre
Siempre tendremos presente,
Lo mismo el que estaba allí
Que el que se encontraba ausente.
Hoy solo tenemos todos
Congoja en el corazón,
Y tu recuerdo querido
Envuelto en cada oración.
Lágrimas en la mirada
De sentimiento y dolor,
Al pensar que te marchaste
Hacía otro mundo mejor.
Donde por buena y por santa
Por tener buen corazón,
Yo sé que estás bien ahora
En el reino del SEÑOR.
*
Para que no se pierda en el olvido
*
AL AÑORADO MIGUEL DE UNAMUNO:
Besos que vienen riendo, luego llorando se van, y en ellos se va la vida, que nunca más volverá.
Se viaja no para buscar el destino sino para huir de donde se parte.
Engrandeceré a tu pueblo, no elevando los tejados de sus viviendas, sino las almas de sus habitantes.
*
ANAYA me huele a encinas
allí estaba la más grande
al lado de una colina.
Encina de Salamanca
en tu sombra yo dormí,
ahora me encuentro tan lejos
quisiera volver a ti.
A la sombra de esa Encina
he forjado yo mis sueños,
después de 60 años
voy a contar como fueron.
Hoy he vuelto a recordar
como antes era mi pueblo,
encadenando poesías
que del corazón surgieron.
En la soledad del monte
yo he pasado mucho frio,
vareando sus bellotas
siempre llenas de rocío.
Los que amamos las encinas
no podemos soportar,
que los grandes latifundios
nos las quieran arrancar.
Los cerdos bien se merecen
este manjar tan preciado,
que luego te lo devuelven
con jamones bien curados.
Si les quitas las encinas
y les dejas en la dehesa,
cogerán enfermedades
y nosotros… hamburguesas.
Las encinas milenarias
merecen mi admiración,
quien arrancar una encina
debería pedir perdón.
Por culpa del desarrollo
si hoy el plantador viviera,
defendería a sus hijas
lo mismo que hacen las fieras.
Encinas de nuestros montes
los latifundios atacan,
para sembrar allí el trigo
nos dejarán sin carrascas.
Intentaré defenderte
sin utilizar las armas,
ellos tienen el poder
yo utilizo la palabra.
Ya lo decía UNAMUNO
que era un hombre muy cabal,
“podrán vencer con las armas
pero no convencerán”.