Ni enfermera masoquista,
ni espítitu maligno,
ni fantasma palpable,
ni mosquito vampiro,
ni cazador en serie,
ni poeta espectral,
ni momia de felpa,
ni carnicero vegano,
ni artificiero beodo,
ni ni pirata honrado,
ni esqueleto friolero,
ni peluche asesino,
ni ángel ensangrentado,
ni espantapárajos emplumado,
ni suicida arrepentido,
ni zombie despellado,
ni araña enredada,
ni niña de la curva,
ni viuda vengativa...
Si quieres dar miedo este halloween,
disfrázate de Putin,
de bombona de butano,
de factura de la luz
o de garrafa de aceite.
Le quitarás el hipo al pánico.