Decidiste ser mi Claudia cardenal.
Guardarte en el anonimato de mis versos.
Escondida, en letrinas de un memorial.
Decidiste ser el más dulce anhelo de mis besos.
En el anonimato quedarás,
Más de mi corazón tienes potestad.
¿Que me amén? No dejaras.
¿Por qué está crueldad?
Vienes y te vas, no te bastas con jugar.
Llegas y alteras mi ser.
Pero hoy perdiste tu lugar.
Ya no eres lo que anhelaba ver.
Decidiste no ser mi Beatriz, mi ana, mi chepita, o Julieta.
Cruel vida, pues está vez no resucitaras como Lázaro.
Por qué decidiste ser mi Claudia Cardenal.
César Ortega.