Noche fría, cielo negro
Gritos de agonía
Ya no me queda más poesía,
Ya no me queda energía.
Sólo almas renegadas y sitibundas.
Silencios atordecedores,
Fallos y rencores.
Respiro.
Noche fría, cielo gris.
La poesía muere al fin.
Pero una brisa, logra surgir
Y con mi manto yo le veo partir.
En mi llanto, se aleja
Su sombra ya es tormenta.
¡Que me de una parte de ese brillo!
¡Que me quede con parte de su cariño!
NO.
Respiro.
Noche fría, cielo azul.
Oscuro como el mar
Soy undívago perdido,
Siento el viento en mi recorrido.
Y en mi canto triste, ya está lejos
Cómo mariposa, alígera, sin alas
Pero liberada del tormento.
Sombra inexistente,
Sólo existe en mi mente.
Noche tibia, cielo celeste.
Miro al cielo,
La procela se ha ido.
No hay vuelta atrás.
Pero logré salir del mar
Mi piel algente aún busca su tacto.
¿No es eso mirífico?
Respiro.
He superado su ausencia,
Desvanecida en la arena
Y sin dejar de quererla.