Cuando el justo abandona sus sopores
ante injusta cadena que lo oprime;
voluntad y coraje lo redime
destruyendo sus dudas y temores.
Muy sonoros se escuchan los clamores
del valiente, que noble siempre esgrime
esa espada que honor al mundo imprime,
cuando enfrenta los fieros dictadores.
Nunca teme un guerrero al sacrificio
que demanda el empeño libertario;
porque busca al compás de su suplicio
fecundar a su instinto temerario;
ya que espera construir el edificio
que será de justicia gran santuario.
Autor: Aníbal Rodríguez.