EL QUETZAL EN VUELO

EL BESO PERDIDO

Yo fui quien resucito esos labios que yacían muertos, en una cara atormentada, tristes y sin futuro. Puse soles en su amanecer oscuro, monte y dome cada pesadilla que aquejaba su almohada, Yo fui quien pobló de letras su cuaderno, hizo florecer su jardín y le dio una sonrisa de vida a su poema. Le devolvió su primavera con mi otoño.

 

Puse canciones en su alma cual, si fuera guitarra, le puse brillo a sus ojos, color a su mejilla y vino tinto a su copa. La invite a ir por la noche y cazar estrellas, luego la puse en su frente y adorne su cara de cielo, la invite a soñar en un mundo al que había renunciado, puse risa en su boca y juntos fuimos por la playa, buscando el amanecer.

 

Yo fui quien retrasó su reloj, le puse la hora de la primera experiencia. La hice volver al primer suspiro, la llevé por el temblor de sus piernas, por la boca seca, por las mariposas en su estómago, por el pretexto por llegar tarde. Yo fui quien encontró ese beso perdido, quien encontró la llave de su encierro. Yo fui el que venció al cancerbero, que la tenía presa.

 

Juntos volvimos a aprender el alfabeto del amor, a escribir bellas palabras en el mar. A soñar tirados en la arena, a tatuar los arboles del parque, a reír como desquiciados la madrugada de cualquier día. Juntos fuimos camino del atardecer y abrimos la noche y nos dejamos cobijar por esa sabana luminosa y juntos volvimos a revivir los pasajes muertos.

 

 Yo fui quien la hizo de nuevo mujer, desencanto su piel, despertando los sueños, poniendo y sembrando flores en cada surco de la vida. Yo fui quien le enseño, que los años y arrugas de una piel no son las mismas huellas del corazón. Así lo entiendo y decidió vivir de nuevo, lo que había perdido a recuperar el beso perdido y se fue a construir su otro sueño.

 

LENNOX

EL QUETZAL EN VUELO