Bebí tu vino
Aquella noche,
de ebrio derroche
caí en los lazos de tu querer
entre las brumas y las espumas
no llegó nunca el amanecer.
Bebí del vino en que disuelta estabas
sorbo a sorbo te disfruté
sentí tu cuerpo cuando exhalabas
el fino aroma de tu bouquet.
Suave tanino, frutal frescura, deja tu piel
tus ojos claros, fugaz destellos
de Sauvignon y de Cabernet,
tus labios rojos, carnal embrujo
Merlot maduro y de Malbec,
hechizo puro que me sedujo
con besos brujos
y el suave roce que da tu piel
con la tersura del Carmenier.
En la embriaguez de tu noble vino
tomé tus manos de Moscatel
y tu aliento, un suave viento
de Garnacha y de Clairet,
y en el vidueño de tu terso vientre
en el verdor de sus ramajes,
entre racimos y follajes,
apoyándome en tu pecho
tendí un aromado lecho
con el calor de tu ropaje.
Malco.