Peregrino entre el nubarrón bermejo,
un recuerdo manifiesta su adagio
con tal fuerza, propiciando el naufragio
del pensamiento, por la edad añejo.
Se queda el alma en el rojizo cielo,
donde la vida se torna aventura.
Donde el presente se va con premura,
y el porvenir se engalana de anhelo.
Si el ayer no supone sino un duelo,
si el futuro es ya el único consuelo,
y el presente te descubre perplejo:
mira la tarde cargando añoranza,
ella transforma el miedo en esperanza,
y convierte la angustia en un festejo.