Cansada ya de estar,
Donando a manos llenas
contengo el viejo empuje
que me llevaba a dar.
Yo me sentía colmada
y me veía plena,
vestida por el aura
de una cierta bondad.
De pronto mis vasijas
Vacías de la ofrenda,
del sabor zucarino
al acto de entregar,
me saben de amargura
deseando una entrega
que sacie mi existencia
sedienta a màs no dar.