Hay en tus ojos
un rasgo de tristeza
inconfundible.
Quiero que, en ellos,
anide la alegría
y no el dolor.
Quiero en, tus labios,
que brille la sonrisa
sinceramente.
Porque preciso
mirarte y renovarme
con tu presencia.
Quiero tu alma,
tu espíritu de lucha,
y sacrificio.
Quiero copiarte,
seguir tras de tu estela
día tras día.
Y descansar
un rato, con las nubes,
y otro ante el mar.
Vivir los sueños.
Los tuyos y los míos
en comunión.
Cerrar los ojos
buscando en el silencio
tu compañía.
Y compartiendo
abrazos y susurros
mal contenidos.
Pero tranquila,
sonríe y nunca llores,
estoy muy cerca.
Rafael Sánchez Ortega ©
26/10/22