Conquistador libertario, a ti escribo en mis noches de otoño,
el orgullo no atiende ante el sosiego del querer, cobarde compromiso emancipador.
Demuéstrame una vez más, amor prohibido, los tambores del edén,
demuéstrame una vez más, amor prohibido, la gloria insustancial de la lejanía
Apuñala mi temor, pues, me pierdo en el horizonte con el corazón deshecho,
sin aliento al caminar en roces que desgastan mi piel y alejan mi razón.
Detén el tiempo, conquistador libertario, déjame gozar del néctar que me espera.
Disfrutar del amor y sus encantos, déjame ser capaz de tocar el cielo y escribirle mis versos de amor.
Enamorando su fragancia de mujer, dejándome en el fulgor de su piel, dejadme quitar sus prendas que ocultan lo hermoso de su ser
Y en medio del vaivén, haciéndole cerrar los ojos y susurrarle, he llegado mi amor prohibido