Necesito abrir los ojos a otra realidad.
Que los días sean largos hasta su éxtasis final;
y esto quizá atarlo
y olvidarme frente al mar...
Sacar de mí la danza
por todo lo pasado
y no volver ya más.
Ahora llueve sobre el campo que hay tras mi ventana.
Estoy ardiendo, sin embargo, y no se apagará.
¿Gritaré algún día acaso?
Esta pena me colapsa.
Me arrastro hasta tu encuentro...