EL QUETZAL EN VUELO

DUELE SU AGONIA, NO SU MUERTE

 

Cuando muere el amor, no duele tanto como la agonía de verlo sufrir,

Ver las flores de la vida en el jarrón de los sueños marchitarse. Eso si duele. Va doliendo despacio como espinita que se clava por encima, pero produce un dolor intenso, que nos estorba para todo y hasta pareciera que se clava en la parte que más utilizamos a diario.

 

 

Duele la tarde cuando esplendorosa se pinta a nuestro paso y hasta pareciera que el viento que otras veces acariciaba el rostro, hoy son cuchillos que tasajean hasta los recuerdos y las huellas del ultimo beso que dejaste en mi mejilla. Respirar es como meter el humo de tus enojos a mi cuerpo y me ahogan muchas de tus palabras de ayer, que no cumpliste.

 

 

Duele ver el vacío en mi cama, las sabanas sin olor sin figuras. Le hace falta al armario tu ropa colgada, el olor a café de las mañanas envuelto en el fin olor a invitación y presagio, ya no está en cada mañana y eso duele todo el día. Porque sé que al regresar por la tarde, no estarás alistando la correa de mi perro para sacarlo a caminar y duele extrañar eso.

 

 

Yo empecé a sentir esos dolores del alma, desde aquella vez, que vi la luz extraña en tus ojos, el canto un poco apagado y tus versos tenían sabor a papel, a hoja reciclada, ingenuidad mía. Pensé que eran de esos días que los poetas atraviesan por su desierto y buscan beber de su propio pozo. Respeté ese impasse, que acrecentó el dolor.

 

 

Hoy hermanos. Estamos aquí, para darle el último adiós a ese pensamiento de amor que no llego a consolidar las un sueño. Se fue de madrugada, antes que clareada el día. No sintamos dolor por su partida. su vocación a fracaso, lo lleva a descansar al valle de las letras y emociones, donde habitara para siempre y purificara su recuerdo entre nosotros.

R.I.P.

 

LENNOX

EL QUETZAL EN VUELO