Poeta brillante de sangre muy digna,
la viva consigna del bravo León.
Tus letras supieron llegar a la gente
de aquel Occidente de ensueño y pasión.
Filólogo inquieto, coraje guerrero,
valiente, sincero muy lleno de amor.
Luchaste con alma la gloria debida
que dando la vida fue muestra de honor.
¡Oh crítico y genio del bello estandarte
que diste con arte la gracia y el don!
Audaz ensayista, maestro de flores,
señor de señores, perfecta canción.
Repleto de sueños clemente abogado,
la paz del jurado cubrió la beldad.
Pues ellas llegaron surcando las calles
sin dar los detalles de la autoridad.
El mundo lo sabe gritándote escueto:
«¡Mariano Barreto, robusto escritor!»
Son varios los genios que elogian tu oficio,
«por tu sacrificio, ¡qué viva el amor!»
Samuel Dixon