El horizonte de tu alma
donde inicia la mañana,
tu cuerpo de planicie,
dos montañas bellas,
una enredadera
cae cubriendo las,
planicie aterciopelada,
los besos dejan huella.
El alma acelerada,
labios de cereza
hundiendo mi alma en un idilio,
vaga mi mente,
suspiros y versos.
Nuestras almas pegadas,
las nostalgias,
sueños que atraviesan la conciencia,
voces de caricias
en la piel apiñonada,
dos seres entregando el alma.